El emotivo encuentro de padres argentinos con sus bebés que nacieron por viente subrogados en Ucrania

Para José y Flavia la espera de más de una década terminó hoy y a más de 12 mil kilómetros de su casa en Buenos Aires. Por fin pudieron tener en sus bravos a “Manu”, ese bebé que la pareja comenzó a buscar a los pocos años de conocerse y que llegó al mundo un 30 de marzo en Kiev, Ucrania, gracias a la técnica de subrogación de vientre.

Tras 71 días de llegar a un mundo cerrado por la pandemia del coronavirus Covid-19, el pequeño pudo estar en los brazos de sus papás que debieron presentar un amparo ante la Justicia para poder viajar a Ucrania a donde llegaron hace 10 días junto a otras ocho parejas argentinas que también habían recurrido al alquiler de vientre para poder ser padres.


José Pérez y Flavia Lavorino de Buenos Aires, con su hijo Manuel

“Alegría, emoción, felicidad, un logro”, dijo José a la agencia Reuters que presenció el encuentro del padre con su hijo a quien había conocido por fotos y videos que le compartían las niñeras y médicos que cuidaron al pequeño que pasó sus primeros dos meses de vida alojado en el hotel Venecia de la capital ucraniana.

En un breve diálogo con LA NACION, a la 1.30 de la madrugada de Kiev, José contó: “Pensábamos que cuando lo abrazáramos por primera vez íbamos a sentir alegría, felicidad, emoción, pero. nos quedamos cortos. Se nos salía el corazón del pecho del sentimiento de tener al ser más amado y deseado durante tanto tiempo en nuestros brazos”.

“Todo ha sido una lucha. No tengo palabras para describir lo que siento por dentro, son demasiadas emociones”, sostuvo Flavia, que el fin de semana previo a conocer a su hijo en persona había charlado con este medio y recordado que había llevado toda la ropita para su hijo. Hasta la camiseta de Independiente, el club de fútbol que heredó de su padre.

Al arribar a Ucrania, los papás de Manu tuvieron que cumplir con una cuarentena de siete días en un hotel de los suburbios de Kiev antes de conocer al pequeño que ya pesa más de seis kilos. Tenían prohibido salir de sus cuartos y el personal del lugar le dejaba la comida en la puerta. Fue una de las reglas que les impusieron para poder ingresar a Ucrania en medio de la pandemia y tras negociaciones de las cancillerías del país europeo y de la Argentina.

Un amor sin fronteras y sin pandemia

El caso tomó notoriedad hace poco más de un mes cuando José y Flavia lanzaron una campaña para pedir un permiso especial para poder viajar. Manu ya tenía un mes: “Cuando fue el cumple mes de Manuel hicimos una videollamada y lo pudimos ver en vivo -había contado José con la voz entrecortada a este medio el 8 de mayo pasado-, fue algo hermoso”.

La historia de este profesional de la salud bonaerense, de 47 años y de su esposa, de 41, comenzó a hacerse viral luego del pedido que hicieran para poder viajar a Kiev.


José Pérez y Flavia Lavorino de Buenos Aires, con su hijo Manuel

En una entrevista con LA NACION, el hombre había contado todas las dificultades que atravesaron, por más de una década, para llegar a ser papás. “Estamos en pareja hace 15 años y casados desde 2015. No tenemos hijos, ni tuvimos matrimonios previos. Hace 11 años, a pesar de que nos casamos en 2015, ya comenzamos a buscar un hijo. Teníamos un proyecto de vida y por dos años buscamos por vía natural ser papás. Como no se daba, comenzamos a hacer estudios y detectaron que no podíamos por esa vía. Hace ocho años nos sugirieron hacer tratamientos de fertilidad. Primero fueron de baja complejidad, luego de alta complejidad. Hicimos todos los procedimientos”.

José luego contó: “No se consiguió, estábamos en una situación casi de desesperanza y, un amigo del trabajo, llamado Marcelo, nos comentó que tenía el mismo problema y lo había resuelto. Que ya tenía un bebé que estaba próximo a cumplir un año. Él nos contactó con la clínica de Ucrania. Esto fue en septiembre de 2018”.


José Pérez y Flavia Lavorino de Buenos Aires empacan la ropa de bebé antes de conocer a su hijo Manuel por primera vez

En ese momento, la esperanza renació en la pareja. “Biotex es la clínica ucraniana que nos pidió una serie de requisitos. Entre ellos, estar casados y tener alguna patología que no permita llegar a un embarazo en forma natural o con alguna técnica de fertilidad. Nos pidieron que enviáremos estudios míos y de Flavia para chequear todo. Los enviamos en diciembre de 2018 y en febrero del año pasado recibimos el ok para poder viajar. Nos fuimos en abril a Kiev, y estuvimos una semana en la que nos hicieron estudios y nos realizaron las tomas de material genética”.

“Nosotros regresamos y estuvimos a la espera. Por protocolo no podíamos conocer a la gestante, ni cuándo se iba a hacer la transferencia del embrión. El 19 de julio del año pasado se hizo la transferencia embrionaria y dio positiva el 7 de agosto. Ahí empezó el embarazo”, recordó el hombre, con una memoria precisa.

Durante todo el embarazo, por cuestiones económicas, los padres de Manuel no viajaron a la capital ucraniana. “Seguimos el embarazo a través de fotos de las ecografías y los informes que nos enviaban mensualmente”, recordó, y agregó: “Manu tenía fecha de parto el 10 de abril, pero se adelantó 11 días. Pesó 3.700 kilos. Era grandote”.


José Pérez y Flavia Lavorino de Buenos Aires, con una foto de su hijo Manuel

“Nosotros teníamos los pasajes sacados para salir el 2 de abril y llegar a Ucrania el 4 de abril, seis días antes del parto programado”, dijo sobre el comienzo de su odisea, y detalló: “Cuando nos suspenden el vuelo, nos comenzamos a contactar entre todos los padres que estaban en la misma situación que nosotros. Fuimos los primeros, pero después nacieron dos bebitos más y hay 14 más para los próximos dos meses. Somos 17 familias las que deberíamos viajar en los próximos meses”.

El periplo legal que significó el DNU de la cuarentena

“Primero tuvimos que realizar un amparo para que nos permitan tomarnos vacaciones o licencia ordinaria para ir a buscar a Manu. En el trabajo no nos daban los permisos porque la maternidad por subrogación de vientre no está reconocida como maternidad en el país. Nosotros nos teníamos que tomar licencia por vacaciones y no nos querían dar el permiso porque el DNU de la cuarentena estableció que somos personal esencial y están prohibidas las licencias ordinarias o vacaciones”, explicó José hace un mes cuando aún no sabía si conseguiría los permisos.

Esto derivó en el primer paso judicial: “Tuvimos que presentar un amparo en el Juzgado N° 4 de familia, de Morón, Gladys González. Ella resolvió a favor de la licencia, pero también nos dio un aparo para presentar en la Cancillería para que se articulen los métodos y medios necesarios para que entre los dos países hagan posible el viaje. Además, esto les permitiría hacer lo mismo a las otras 16 parejas”.

Finalmente, las parejas que viajaron fueron nueve. El primer tramo fue en un avión con repatriados españoles que salió de Ezeiza y llegó a Madrir. La segunda parte se concretó gracias a la generosidad de un empresario argentino que, al conocer la historia de estas familias, les ofreció pagar un vuelo charter para que pudieran llegar desde Madrid a Kiev.


Residentes argentinos festejan cuando José Pérez y Flavia Lavorino de Buenos Aires, llegan para conocer a su hijo Manuel que nació de una madre sustituta en una clínica ucraniana de BioTexCom en Kiev

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