Tras una larga espera, padres argentinos conocen a su bebé subrogado en Ucrania
Por Margaryta Chornokondratenko y Sergiy Karazy
KIEV, 10 jun (Reuters) – Para José Pérez y Flavia Lavorino, la espera ha terminado. El miércoles, la pareja de Buenos Aires pudo ver a su bebé Manu por primera vez a 71 días de su nacimiento vía vientre subrogado en Ucrania, a casi 13.000 kilómetros de distancia.
“Alegría, emoción, felicidad, un logro”, dijo Pérez a Reuters al preguntarle cómo se sentía tras tomar contacto con el pequeño por primera vez.
Las cuarentenas y cierre de fronteras impuestos por los gobiernos alrededor del mundo para contener la pandemia del coronavirus había impedido el viaje de esta pareja hasta Kiev para buscar a su hijo.
Antes del miércoles, Pérez y Lavorino solo habían visto a Manu, diminutivo de Manuel, en videos y fotografías mientras esperaban por un permiso especial para viajar.
Ahora, Lavorino puede mecer a Manu en sus brazos. Mientras Pérez besa su frente, el bebé da un pequeño bostezo.
Habiendo tomado dos vuelos con escala en Madrid, la pareja llevó ropa, zapatillas, mantas y una camiseta de fútbol del club argentino Independiente con ellos. A Lavorino le preocupaba que las pequeñas medias que llevó no le fueran a entrar más.
“Todo ha sido una lucha (…) No tengo palabras para describir lo que siento por dentro, son demasiadas emociones”, sostuvo Lavorino.
La pareja argentina es solo un ejemplo de la docena de familias que en Estados Unidos, China u otros países han tenido que esperar para ver a sus hijos en la clínica BioTexCom de Ucrania.
Pérez, un médico de 47 años, y Lavorino, una trabajadora social de 41 años, han tratado de tener un hijo por años antes de probar el método de subrogación de vientre, legal en Ucrania.
“Cada año se hacía más difícil, sumando el dolor del año anterior”, subrayó Pérez.
“Cuesta cada vez más no perder las esperanzas. Te vas agotando física y mentalmente, por eso los últimos años fueron peores que los primeros”, dijo por su parte Lavorino.
Llegaron a Ucrania a fines de mayo, junto con otras ocho parejas de Argentina cuyos bebés habían nacido en la misma clínica.
Al arribar, Pérez y Lavorino tuvieron que cumplir con una cuarentena de siete días en un hotel de los suburbios de Kiev antes de conocer a Manu. Tenían prohibido salir de sus cuartos y el personal del lugar le dejaba la comida en la puerta.
“El coronavirus ha mostrado que hay muchas cosas en la vida que pueden hacerte más fuerte: los abrazos y besos de la gente que uno ama, por ejemplo”, dijo Pérez. “Esta pandemia nos ha enseñado que esos son los sentimientos a los que hay que aferrarse”. (Reporte adicional de Alexander Marrow en Moscú, Escrita por Matthias Williams. Escrito en español por Marina Lammertyn, editado por Jorge Otaola y Javier Leira)